Según Intel, las diferencias entre la WiFi estándar (la de nuestras casas, por ejemplo), y esta WiFi de largo alcance es que las antenas utilizadas son unidireccionales; es decir, no envían la señal a todos los alrededores donde esté situado el emisor. Además, son necesarias dos antenas que se apunten una a la otra.
Otra desventaja son las interferencias que puedan ser provocadas por los objetos situados en la trayectoria de la señal de una antena u otra. Esto no es nuevo, dado que en las actuales redes WiFi domésticas el alcance también se ve reducido por los objetos (paredes, principalmente).
Sin embargo, una de las ventajas de este desarrollo de Intel es que está preparado para ámbitos rurales. No solo en Europa o en los países desarrollados, sino también para los continentes subdesarrollados como África. Otro de los puntos fuertes de esta WiFi de largo alcance frente otras redes también para amplias distancias es el coste de las antenas: mientras una antena para una red WiMAX viene a costar entre 16.000 y 20.000 dólares, Intel ha conseguido utilizar antenas cuyo precio ronda los 750 dólares (poco más del 5% tomando el precio base de las antenas WiMAX).
Y como siempre, esto es un estudio que aunque ha dado resultados muy positivos tendremos que esperar para ver si finalmente se lanza comercialmente por todo el mundo. De ocurrir esto, pasarán unos cuantos años desde hoy.
Vía XATAKA
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